La incertidumbre no existe y al mismo tiempo no existe nada más que la incertidumbre. ¿Qué paradoja verdad? Me recuerda al principio de incertidumbre de Werner Heisenberg, de la física cuántica, donde una partícula cuántica es una onda de probabilidad, no podemos saber con certeza en qué estado y dónde se encuentra hasta que interactuamos con ella. Es decir, la certeza no existe, en cada momento presente y en función de las decisiones que uno toma se va construyendo nuestra vida. En estos últimos tiempos le he dado otrAMirada a la incertidumbre, que tanta ansiedad y miedo provocan.

Si actúas desde una mirada racional, mental y te crees, como así nos lo recuerda nuestro exterior cada día, que para vivir necesitamos certezas entonces sufriremos ya que nunca llegarán.

Si actúas desde una mirada racional, mental y te crees, como así nos lo recuerda nuestro exterior cada día, que para vivir necesitamos certezas entonces sufriremos ya que nunca llegarán. Pensamos que podemos controlar lo que ocurre a nuestro alrededor pero no es así, la vida siempre nos sorprende.

Sin embargo si miras la incertidumbre desde la mirada del presente, viviendo la experiencia, sin tratar de interferir en lo que sucede, aceptando, entonces fluyes con lo que hay y actúas desde ahí. Diríamos que en lugar de haber incertidumbre hay posibilidades y las acciones que realizas dependerán de tu nivel de consciencia en cada momento.

La incertidumbre es algo intrínseco a la vida, las posibilidades son infinitas, todo es posible en cualquier momento, eso sí, tenemos que estar abiert@s a querer cambiar de paradigma y de mirada hacia lo que hay. Mi lema es: “cambia tu forma de ver las cosas y las cosas cambiarán de forma”.

Pero, ¿cómo podemos empezar a mirar a la incertidumbre de otra manera, a aceptarla?

1. Párate

Cuando sientas que tienes miedo, no sigas con lo que estás haciendo, si lo haces todo se verá teñido de esa sensación, de esa emoción, de ese estado de ánimo. El hacer y hacer sin consciencia no te ayuda, al revés te vuelve a tu automatismo. Párate entonces, puedes meditar, salir a dar una vuelta, sentarte en un banco, no tiene que ser mucho rato, a veces 5 minutos bastan.

El pararte te conecta con esa sensación, trata de ubicarla a nivel físico y una vez ahí acéptala, dale la bienvenida y siente que tú eres algo más que esa sensación, que esa emoción. Lo sabes porque las emociones van y vienen, detrás de ellas está tu verdadera autenticidad, ahora cubiertas, des-cúbrelas y estate ahí en la experiencia.

2. Observa y date cuenta

Una vez en la experiencia, con esa sensación, mira qué hay, qué des-cubres?. ¿Qué creencias tienes sobre lo que está pasando? Quizás te dices “No soy capaz” ¿Cómo me ganaré la vida? “Yo no puedo” todo son creencias y suposiciones que tienes introyectadas desde hace mucho, pero no son reales. Simplemente date cuenta sin juzgarte.

3. Comprende

Te acabas de dar cuenta de alguna de tus creencias. Comprende que eso es un error, que durante un tiempo te ha servido pero ya no. Pon lucidez en ello. Lo puedes escribir, te ayudará. De hecho es bueno llevar una libretita para ir anotando todo lo que vamos observando de nosotr@s.

4. Actúa y experimenta

Todo lo anterior es necesario, pero se quedaría cojo si no lo ponemos en práctica. Sácale partido al “darte cuenta” y en la siguiente ocasión donde sientas miedo, incertidumbre haz algo diferente. Pon en práctica esa luz que te ha dado la posibilidad de comprender una situación.

No pienses que tienen que ser grandes acciones, con “pequeñas” cosas se pueden producir grandes cambios. Por ejemplo si has podido ver y comprender que ante una situación de incertidumbre te pones de mal humor, sonríe y sé perseverante.